Las instalaciones eléctricas tienen el cometido de conducir y transportar la electricidad a cada uno de los dispositivos y aparatos electrónicos que se encuentran en nuestro entorno diario, ya sea en el hogar, en el lugar de trabajo o en la calle. Encontramos instalaciones eléctricas por todas partes, y los electricistas son los encargados de su mantenimiento, vigilancia y control.
Existen diferentes tipos de instalaciones eléctricas, de mayor y menor envergadura, pero todas comparten una serie de características comunes:
- En primer lugar, estas deben ser eficientes y cumplir con su cometido de forma óptima.
- También deben ser económicas, encontrando el equilibrio entre su coste y la función a la que estén destinadas.
- Deben ser flexibles a ampliaciones o reducciones si fuesen necesarias.
- Y, sobre todo, deben ser seguras para su uso en cualquier ámbito.